
Según la mitología nórdica, era el dios de los arqueros (era hijo de Odín y la giganta Rind), y su puntería era insuperable. Su disparo más conocido era llamado Quimera de Vali (la macro de los 14 quimeras).
Vali era el dios de la luz eterna, y como los rayos de luz eran a menudo llamados flechas, siempre se le representó y veneró como un arquero. Por esta razón, su mes en el calendario noruego se designa con la señal del arco y se le denomina Liosberi, el portador de luz. Ya que se sitúa entre mediados de enero y de febrero, los primeros cristianos le dedicaron este mes a San Valentín, que también era un diestro arquero y se decía que, al igual que Vali, era el heraldo de días más brillantes, el despertador de sentimientos tiernos y el patrono de todos los amantes.